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Kentia o Howea forsteriana

Kentia o  Howea forsteriana

La Kentia, cuyo nombre científico es Howea forsteriana, es una de las palmeras más elegantes y valoradas por su porte esbelto, hojas arqueadas y aspecto exótico. Se usa mucho en interiores de hogares, oficinas, hoteles y espacios comerciales.

Como muchas palmeras, ayuda a mejorar la calidad del aire interior al filtrar ciertas toxinas presentes en ambientes cerrados.

La Kentia aporta una sensación de frescura y tranquilidad. Su presencia está asociada al bienestar emocional y a la conexión con la Naturaleza, por lo que es habitual en espacios de relajación o meditación.

Es muy versátil en decoración. Su crecimiento lento y resistencia la hacen ideal para macetas grandes o como planta solitaria protagonista en una estancia. Encaja tanto en estilos modernos como clásicos.

Es muy apreciada por su resistencia a la baja luminosidad y a los ambientes secos, lo que la convierte en una excelente opción para principiantes y para quienes buscan una planta de bajo mantenimiento.

Origen de la Kentia.

Esta planta es originaria de la Isla de Lord Howe. Esta isla es un bello paraíso con una extensión media de 12 km de longitud y dos km de ancho, su situación está ubicada a unos 780 km de Sidney frente a la costa Este de Australia, enclave prácticamente antípoda de las Islas Canarias.

Pertenece a la familia Arecaceae, conocida comúnmente como la familia de las Palmaceas. El género Howea spp. tiene solo dos especies: Howea forsteriana – la más común como planta de interior. Y la Howea belmoreana – menos frecuente, con hojas más erectas y algo más compacta.

Los nombres comunes por lo que se conoce la Howea forsteriana y más utilizado es Kentia, también palmera kentia, incluso palmera de salón.

Kentias en interior

En cuanto a su etimología, ‘Howea’ es el nombre genérico nombrado por el lugar de donde son originarias en la isla Lord Howe, que fue nombrada por Lord Richard Howe (1726–1799), un almirante británico.

El epíteto ‘forsteriana’ honra a William Forster, político y senador australiano, que fue primer ministro de Nueva Gales del Sur. Su nombre fue usado como reconocimiento por su apoyo al desarrollo agrícola y botánico en Australia.

Características de la Kentia.

El sistema radicular de la Howea forsteriana es fibroso y superficial. Está formado por muchas raíces finas que se extienden de forma lateral, lo que le permite adaptarse bien al cultivo en maceta.

Su tallo es único y erecto, aunque a veces se cultivan varias plantas juntas en la misma maceta. No ramifica y es de color verde a marrón grisáceo, con anillos visibles que son las marcas de antiguas hojas caídas. En ejemplares maduros puede alcanzar varios metros en interiores.

Las hojas son pinnadas, largas y arqueadas, con un porte muy elegante dispuestas de forma alterna sobre el tallo. Cada hoja puede medir entre 1,5 y 2,5 metros. Los folíolos tienen forma lanceolada, están todos en el mismo plano y tienen un color verde oscuro con una textura un poco coriácea.

La floración monoica emerge entre las hojas al cabo de los quince años de edad, en condiciones favorables. Se trata de una inflorescencia ramificada, tipo espádice. Las flores son pequeñas de color crema.

Trascurren cuatro años desde la aparición del primer nivel de espádices hasta la maduración de sus frutos, estos son drupas de color verde que enrojecen a su maduración. No suele producir frutos en cultivo interior.

La semilla es el método de propagación utilizado. Esta semilla es ovoide, grande y lisa que germina lentamente. El crecimiento de la planta es lento.

Kentias en Albogarden

Cuidados de la Howea forsteriana o Kentia.

La Kentia es ideal como planta de interior, en zonas luminosas pero sin sol directo, que puede quemar sus hojas. Sí que debemos evitar corrientes de aire y fuentes de calor directo como radiadores o estufas.

No es recomendable al aire libre en España, salvo en zonas muy cálidas y libres de heladas y vientos, como la costa mediterránea más templada o Canarias, donde puede cultivarse en exterior.

La temperatura entre 18°C y 25°C es la ideal, como decimos no tolera heladas. El mínimo absoluto es de 10°C, aunque puede aguantar bajadas puntuales si está protegida. Se deben evitar los cambios bruscos de temperatura.

El sustrato debe ser suelto, aireado y con buen drenaje. Si se utiliza un sustrato universal debe mezclarse con perlita para mejorar el drenaje y con fibra de coco para retener la humedad sin encharcar.

Por supuesto en este caso de cultivarla en maceta, que es lo más común, esta no debe ser excesivamente muy grande. Al ser sensible al exceso de agua necesita buen drenaje para evitar la pudrición radicular, por lo que una capa de grava o arcilla expandida en la base es ideal.

El riego debe ser moderado. Regar cuando la capa superficial del sustrato esté seca (unos 2-3 cm). En invierno, debemos reducir la frecuencia. Es muy importante no encharcar.

Agradece ambientes húmedos, por lo que si tu hogar el aire es seco, podemos aumentar la humedad mediante un humidificador o pulverizando agua sobre las hojas de vez en cuando, especialmente si hay calefacción.

Se debe abonar desde primavera hasta finales de verano. Usaremos un abono líquido para plantas verdes o palmeras, cada 3-4 semanas, a dosis moderadas. En otoño-invierno no es necesario abonarla.

La Kentia es una planta que no requiere poda estructural. Solo se eliminarán las hojas secas o amarillas cortándolas desde la base del tallo, con tijeras limpias. No debemos cortar hojas verdes, ya que la planta es de crecimiento lento y cada hoja cuenta.

Se reproduce por semilla, un proceso muy difícil y lento en condiciones domésticas. Las semillas necesitan calor constante (25-30°C), humedad elevada y pueden tardar varios meses en germinar. Por eso, lo habitual es adquirir ejemplares ya desarrollados en centros de jardinería.

Howea forsteriana en Albogarden

Plagas y enfermedades de la Kentia.

Aunque la Howea forsteriana es una planta bastante resistente, en el entorno doméstico puede verse afectada por algunas plagas comunes si no se le dan los cuidados adecuados. A continuación, te contamos cuáles son las más frecuentes, cómo detectarlas y qué hacer en caso de que aparezcan.

En cuanto a plagas:

  • Cochinilla: Una de las plagas más habituales. Se presenta como pequeñas bolitas blancas (cochinilla algodonosa) o como placas marrones adheridas al tallo (cochinilla de caparazón). Producen una sustancia pegajosa (melaza) que puede atraer hongos. En caso de aparición limpiaremos la zona afectada con un algodón empapado en alcohol o aplicando un insecticida específico.
  • Araña roja: Este diminuto ácaro suele aparecer en ambientes secos y cálidos. Es difícil de ver, pero deja señales, unos puntos amarillos en las hojas y finas telarañas. Es clave mantener una buena humedad ambiental pulverizando las hojas regularmente. En caso de aparecer aumentaremos la humedad y aplicaremos un acaricida si la infestación es importante.
  • Pulgones: Se sienten atraídos por el crecimiento nuevo y tierno, agrupándose en colonias visibles que deforman las hojas. Una planta sana y bien cuidada es menos propensa a su ataque. En caso de aparición un chorro fuerte de agua puede desalojarlos físicamente. Si la plaga es numerosa utilizar un insecticida específico.

En cuanto a enfermedades:

  • Podredumbre de raíces: Puede ser uno de los problemas más graves y a menudo se detecta cuando ya está avanzado. Ocurre por exceso de agua o mal drenaje, y puede matar la planta si no se actúa a tiempo. Las hojas amarillean, la planta se marchita y la tierra tiene un olor desagradable. Si esto ocurre lo mejor es sacar la planta de la maceta, eliminar las raíces dañadas, dejarla secar y replantar con sustrato nuevo y bien drenado.
  • Manchas en las hojas: Son causadas por una variedad de hongos (como Alternaria, Botrytis, Cylindrocladium, Stigmina, Oidium) y, con menos frecuencia, por bacterias, favorecidas por un exceso de humedad o una ventilación insuficiente. Debemos en caso de que ocurra eliminar las hojas afectadas y aplicar un fungicida si es necesario. Evita mojar las hojas al regar.

La mejor defensa contra plagas y enfermedades es un cuidado adecuado. Debemos revisar nuestra planta de vez en cuando, mantener el ambiente húmedo pero sin encharcar, y evitar cambios bruscos de temperatura. Una planta sana es mucho más resistente a cualquier problema.

Kentia, follaje en Albogarden.

Fisiopatías de la Howea forsteriana.

Además de plagas o enfermedades, la Kentia puede mostrar síntomas de malestar causados por factores ambientales o errores de cultivo. Estos problemas, llamados fisiopatías, no se deben a organismos vivos, pero pueden afectar seriamente al aspecto de la planta. Aquí te explicamos los más habituales y cómo solucionarlos:

  • Puntas de las hojas secas o marrones: Es uno de los síntomas más comunes. Se produce por ambiente seco, exceso de fertilizante o agua demasiado dura (con mucha cal). Es importante saber que, una vez que la punta se ha secado, no volverá a ponerse verde, pero se pueden recortar estéticamente las puntas secas con unas tijeras limpias, siguiendo la forma natural de la hoja. Aumentaremos la humedad ambiental (con pulverizaciones o colocando la maceta sobre un plato con piedras y agua). Regaremos con agua baja en cal (de lluvia si es posible), y evitaremos el exceso de abono.
  • Hojas amarillas (que no son hojas viejas): Puede ser señal de exceso de riego, mala iluminación o carencias nutricionales. Debemos antes de volver a regar, dejar secar la capa superficial del sustrato, mejorar la iluminación (siempre indirecta) y aplicar un fertilizante equilibrado si lleva tiempo sin abonar.
  • Hojas nuevas deformadas o más pequeñas: Es frecuente en plantas con falta de luz, raíces dañadas o deficiencia de nutrientes. Le aseguraremos un lugar luminoso pero sin sol directo. Revisaremos el sustrato este no debe estar compacto o encharcado. Aplicaremos abono para plantas verdes en época de crecimiento.
  • Hojas cloróticas (amarillas con los nervios verdes): Es un síntoma típico de clorosis férrica, causada por exceso de cal en el agua, que impide absorber hierro. Utilizaremos agua blanda para el riego y le aportaremos hierro quelatado diluido según las instrucciones del producto. Si el sustrato está muy agotado, consideraremos trasplantar la planta.
  • Manchas marrones por quemaduras: Si aparecen manchas secas o blanquecinas en las hojas, es posible que se deba a exposición directa al sol, sobre todo detrás de un cristal al hacer efecto lupa. Debemos mover la planta a una zona luminosa pero sin sol directo, aunque siempre hay que evita cambios bruscos de ubicación que puedan estresar a la planta.

En resumen, muchos de estos problemas pueden evitarse si se respetan las necesidades básicas de la Kentia: buena luz sin sol directo, riego moderado, ambiente húmedo y sustrato bien drenado.

Observa siempre tus plantas, ellas te dará las pistas necesarias para mantenerlas sanas y hermosas.

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