+34 961 855 850 info@albogarden.com

Ficus lyrata

Ficus lyrata

El Ficus lyrata, conocido popularmente como higuera de hojas de violín o árbol lira, se ha consolidado como una planta de interior icónica, admirada por su elegancia escultural y sus impresionantes hojas que recuerdan la forma de un violín.

Esta especie posee una notable capacidad para transformar cualquier estancia, aportando una sensación de frescura, sofisticación y un evocador toque de naturaleza selvática a los hogares. Su creciente popularidad la ha convertido en una auténtica ‘planta de moda’, un objeto de deseo para los aficionados a la decoración y la jardinería.

Es una planta muy utilizada por interioristas, ya que la presencia de un Ficus lyrata tanto en el hogar, como en oficinas y centros comerciales y comercios, va más allá de su valor estético; se asocia con una mayor sensación de bienestar y una reconexión con el mundo natural, especialmente valiosa en entornos urbanos.

Para muchos de nuestros clientes, que buscan integrar elementos verdes en sus viviendas, esta planta no solo embellece el espacio, sino que también puede contribuir a un ambiente más sereno y, según algunas creencias como el Feng Shui, atraer energía positiva. Además, se le atribuyen propiedades purificadoras del aire, lo que añade un beneficio funcional a su atractivo visual.

Aunque el Ficus lyrata tiene fama de ser algo exigente, es importante desmitificar esta percepción. Si bien requiere atención a ciertos detalles, su cultivo exitoso está al alcance de los aficionados, especialmente con la orientación adecuada y el acceso a los productos idóneos que encontrarás en nuestro centro de jardinería.

Ficus lyrata en el hogar.

Origen y clasificación botánica del Ficus lyrata.

El Ficus lyrata es originario de las tierras bajas de la selva tropical de África Occidental, extendiéndose su distribución natural desde Camerún, al oeste, hasta Sierra Leona.

Este entorno selvático, caracterizado por su calidez y humedad, nos da pistas cruciales sobre sus preferencias de luz, agua y temperatura. En su hábitat, puede iniciar su vida como una planta epífita, creciendo sobre otro árbol al que eventualmente puede estrangular con sus raíces al alcanzar el suelo, o bien desarrollarse como un árbol independiente, alcanzando alturas imponentes de 12 a 15 metros, e incluso hasta 20 metros en algunos casos.

Esta majestuosa planta pertenece a la familia Moraceae, la misma familia que incluye a las higueras comunes (Ficus carica) y las moreras. Su nombre científico completo es Ficus lyrata Warb.

La etimología de su nombre es descriptiva: Ficus es el nombre latino antiguo para el higo, mientras que lyrata hace referencia directa a la forma de lira o violín de sus distintivas hojas.

El nombre más extendido en español es ‘higuera hoja de violín’, aunque también se le conoce como ‘árbol lira’, ‘pandurata’ o simplemente ‘lirata’.

Características morfológicas del Ficus lyrata.

En su entorno natural, el Ficus lyrata desarrolla un sistema radicular que puede ser superficial y extendido. Esta característica, cuando se traslada al cultivo en maceta, implica que las raíces colonizan el contenedor con relativa rapidez, lo que eventualmente señalará la necesidad de un trasplante.

Para aquellos que consideren plantarlo en un jardín o patio amplio (si las condiciones climáticas lo permitieran de forma excepcional), es relevante saber que no es recomendable situarlo cerca de construcciones.

Cuando se cultiva como planta de interior, el tallo del Ficus lyrata es relativamente corto en su forma arbustiva o de árbol joven. Presenta una corteza de color grisáceo que puede mostrar ligeras fisuras con la edad. Con el tiempo y los cuidados adecuados, el tallo se lignifica, volviéndose más robusto y leñoso, lo que contribuye a su porte escultural.

Las hojas son, sin duda, el rasgo más distintivo y admirado del Ficus lyrata. Son de gran tamaño, pudiendo alcanzar y superar fácilmente los 25 cm de largo, llegando incluso hasta los 50 cm en condiciones óptimas. Su forma se asemeja a una lira o un violín, siendo más anchas en la parte superior (ápice) y estrechándose hacia la base en forma de corazón.

La textura de las hojas es coriácea y son de un color verde oscuro intenso, brillante en el haz mientras que el envés suele ser más claro y de acabado mate. Las hojas perennes se disponen de forma alterna a lo largo del tallo y tienden a agruparse de manera atractiva hacia el final de las ramas.

Ficus lyrata verde y matizado

Sus flores son diminutas y se encuentran encerradas dentro de un receptáculo carnoso y hueco llamado sicono, que es la misma estructura que da lugar a los higos comestibles. En condiciones de interior, será raro que el Ficus lyrata llegue a florecer, y si lo hiciera, sus flores no tienen valor ornamental. En la naturaleza, la polinización de estas flores es un proceso complejo que depende de avispas específicas de los higos.

El fruto del Ficus lyrata es, de hecho, el sicono maduro. Se describe como un higo de color verde, con un diámetro aproximado de 2,5 a 3 cm. Al igual que la floración, la fructificación es rara en plantas cultivadas en interior. En su hábitat natural o en plantaciones exteriores donde llega a fructificar, debemos advertir que la caída masiva de frutos puede ser un inconveniente en espacios públicos.

Las semillas se encuentran en el interior de los siconos maduros. Sin embargo, la propagación a partir de semillas no es un método práctico ni común.

Cuidados del Ficus lyrata.

Para que un Ficus lyrata prospere en nuestro entorno, es crucial recrear, en la medida de lo posible, las condiciones de su hábitat natural. Esto implica prestar especial atención a la luz, la temperatura, la humedad, y la elección del sustrato y la maceta. Afortunadamente, en nuestro centro de jardinería puedes obtener tanto el conocimiento como los materiales necesarios.

El Ficus lyrata anhela la luz. Necesita una ubicación con abundante iluminación indirecta. Es fundamental protegerlo del sol directo intenso, especialmente el de mediodía y tarde durante los calurosos veranos, ya que puede causar quemaduras en sus hojas, manifestadas como bordes secos y marrones.

Para fomentar un crecimiento equilibrado y evitar que la planta se incline marcadamente hacia la fuente de luz, es una buena práctica girarla periódicamente, por ejemplo, un cuarto de vuelta cada dos semanas.

Al Ficus lyrata no le agradan los cambios de ubicación una vez que se ha adaptado a un sitio. También es sensible a las corrientes de aire, ya sean frías o calientes y secas. Estas condiciones pueden causarle estrés y provocar la caída de hojas.

Ficus lyrata en Albogarden

Mantener un ambiente estable en cuanto a temperatura y con una humedad adecuada es vital. El Ficus lyrata se siente confortable en un rango de temperaturas que generalmente oscila entre los 15°C y los 25°C, pudiendo tolerar hasta 28°C. Es crucial recordar que no tolera el frío ni las heladas.

Procedente de selvas tropicales, esta planta valora un nivel de humedad ambiental elevado, idealmente entre el 50% y el 70%. Un nivel mínimo aceptable rondaría el 40%. Este es uno de los mayores desafíos en muchos hogares, donde el aire interior puede volverse bastante seco, especialmente durante el invierno debido al uso de la calefacción, o en verano con el aire acondicionado.

Si se observan síntomas como los bordes de las hojas que se secan y se vuelven marrones, o si las hojas presentan un aspecto arrugado es muy probable que el ambiente sea demasiado seco para la planta.

Para contrarrestar la sequedad ambiental, se pueden adoptar varias estrategias prácticas como pulverizar las hojas, usar un humidificador, agrupar plantas o ponerlo sobre una bandeja con guijarros.

Es absolutamente imprescindible que el sustrato ofrezca un drenaje excelente y una buena aireación. Esto previene el encharcamiento, al que el Ficus lyrata es extremadamente sensible, y reduce el riesgo de pudrición de raíces.

En nuestro centro se pueden encontrar sustratos comerciales de alta calidad. Se puede optar por un ‘sustrato Bioferti Premium’. Nuestro personal os puede asesorar sobre las mejores opciones disponibles. El pH ideal del sustrato debe situarse entre 6.0 y 7.0.

La maceta no es solo un contenedor decorativo; juega un papel crucial en la salud de la planta. Agujeros de drenaje siempre, este es el requisito no negociable más importante. El tamaño debe ser el adecuado al realizar un trasplante, se recomienda elegir una maceta que sea aproximadamente de 3 a 5 centímetros más ancha en diámetro que la maceta anterior.

Las macetas de barro son porosas, permiten una mejor aireación del sustrato y facilita un secado más rápido. El centro de jardinería suele disponer de una buena selección de macetas de barro en diversas formas y tamaños.

También podemos optar por macetas de plástico que retienen la humedad durante más tiempo, lo que significa que se debe ser más cuidadoso con la frecuencia de riego. Es fundamental que cuenten con múltiples y buenos agujeros de drenaje.

Los cubremacetas también los podemos utilizar con fines estéticos para ocultar la maceta de plástico o terracota. Sin embargo, es vital asegurarse de que la planta esté contenida en una maceta interior con drenaje adecuado y que nunca se acumule agua en el fondo del cubremaceta después del riego.

No existe una regla fija para el riego, lo refuerza la idea de ‘escuchar a tu planta’ y observar sus necesidades cambiantes. Debe ajustarse en función de la ubicación, la estación del año y el uso de sistemas de climatización que pueden resecar el ambiente.

La regla de oro es regar cuando la capa superior del sustrato, aproximadamente los primeros 2 a 5 centímetros, se sienta seca al tacto. Ante la duda, es preferible que el sustrato esté ligeramente más seco que excesivamente húmedo; ‘menos es más’ es un buen lema para el riego.

Cuando sea el momento de regar, se debe hacer de forma moderada pero completa, todo el cepellón debe humedecerse, así que debemos ver el agua comenzar a drenar por los agujeros inferiores de la maceta. Es crucial desechar cualquier exceso de agua que se acumule en el plato o cubremaceta después de unos 20 o 30 minutos.

Utilizar agua a temperatura ambiente. Si es posible, el agua filtrada, de lluvia o incluso agua del grifo que se haya dejado reposar durante al menos 24 horas (para permitir que se evapore parte del cloro) es preferible.

Ficus lyrata, hojas

Para mantener su exuberante follaje y un crecimiento saludable, el Ficus lyrata necesita un aporte regular de nutrientes, especialmente durante su temporada de crecimiento. El abonado debe concentrarse principalmente en la primavera y el verano, que son los períodos de crecimiento activo de la planta.

La frecuencia puede variar según el tipo de fertilizante y la concentración, por eso es fundamental que hables con nuestros expertos. Una pauta general es aplicar un fertilizante líquido equilibrado (para plantas verdes o plantas de interior), diluido a la mitad de la dosis recomendada por el fabricante, cada 4 a 6 semanas durante la temporada de crecimiento.

Para quienes prefieren opciones orgánicas, el humus de lombriz es una buena opción o incluso las barritas fertilizantes de liberación lenta, que se insertan en el sustrato y liberan nutrientes gradualmente durante un período más largo.

Es crucial suspender o reducir drásticamente el abonado durante el otoño y el invierno, cuando la planta entra en un período de descanso o crecimiento mucho más lento. No se debe fertilizar una planta recién trasplantada durante al menos uno o dos meses, ya que el sustrato nuevo suele contener nutrientes y las raíces están sensibles.

La poda es una herramienta importante en el cuidado del Ficus lyrata, no solo para mantener su tamaño bajo control, sino también para mejorar su forma, salud y estimular un crecimiento más denso.

Para conseguir una apariencia más frondosa y evitar que la planta se vuelva alta y desgarbada con pocas hojas en la base, la poda puede estimular la aparición de nuevos brotes laterales. También debemos retirar hojas o ramas que estén muertas, amarillentas, enfermas o dañadas.

La mejor época para realizar la poda es a principios de la primavera o durante la temporada de crecimiento activo (primavera-verano), cuando la planta tiene más vigor para recuperarse y producir nuevo crecimiento.

Es fundamental utilizar siempre herramientas de poda limpias y bien afiladas, como tijeras de podar. Esto asegura cortes precisos y minimiza el riesgo de introducir infecciones en la planta. En nuestro centro de jardinería encontrarás tijeras de poda de mano que son ideales para las ramas del Ficus lyrata.

Si se desea cultivar el Ficus lyrata con una forma más arbórea, con un tronco despejado y una copa de hojas en la parte superior, se pueden ir eliminando gradualmente las hojas inferiores a medida que la planta crece. Es importante no eliminar demasiadas hojas de una vez (no más del 10% del total) para no estresar a la planta.

El Ficus lyrata, como otros ficus, produce una savia lechosa (latex) que puede ser irritante para la piel y las mucosas, y también puede manchar muebles o suelos. Por ello, se recomienda usar guantes al podar y proteger las superficies circundantes.

La propagación del Ficus lyrata puede ser una experiencia gratificante, permitiendo crear nuevas plantas a partir de la planta madre. Además, los recortes de la poda ofrecen una excelente oportunidad para intentarlo.

Al igual que con la poda, el final de la primavera o el principio del verano, durante el período de crecimiento activo, son los momentos más propicios para la propagación, ya que la planta tiene más energía para enraizar. A saber que es importante abordar la propagación con realismo, no todos los esquejes enraizarán, y el proceso requiere paciencia.

Este es el método más accesible y comúnmente exitoso para los aficionados, aunque también puede reproducirse por acodo aéreo. Aplicar una hormona de enraizamiento en la base del esqueje (antes de plantarlo) puede ayudar a estimular la formación de raíces y aumentar las posibilidades de éxito. Este producto suele estar disponible en nuestro centro.

Plagas y Enfermedades del Ficus lyrata

Incluso con los mejores cuidados, el Ficus lyrata puede ser susceptible a ciertas plagas y enfermedades, especialmente si sus condiciones de cultivo no son óptimas. Una planta estresada o debilitada es un blanco fácil. La mayoría de los problemas en interior suelen ser secundarios a un desequilibrio en el riego, la luz o la humedad.

Ficus lyrata en el hogar.

Las plagas más frecuentes serían:

  • Ácaros (Araña Roja): Estos diminutos arácnidos son difíciles de ver a simple vista, pero su presencia se delata por finas telarañas. Provocan un punteado amarillento o bronceado en las hojas, que pueden acabar secándose y cayendo. Prosperan en ambientes secos y cálidos, comunes en interiores con calefacción.
  • Cochinillas (Algodonosa/Cotonet y Lapa/Escama):
    ·· La cochinilla algodonosa aparece como pequeñas masas blancas y algodonosas en los tallos, en el envés de las hojas y en las uniones de las hojas con el tallo.
    ·· La cochinilla lapa o escama se presenta como pequeños escudos o caparazones de color marrón o grisáceo adheridos a tallos y hojas. Ambas se alimentan de la savia, debilitando la planta, causando amarilleamiento y caída de hojas. También excretan una melaza pegajosa que puede atraer hormigas y favorecer el desarrollo del hongo negrilla.
  • Pulgones (Áfidos): Son pequeños insectos de cuerpo blando, generalmente de color verde, negro o marrón, que suelen agruparse en los brotes tiernos y en el envés de las hojas nuevas. Chupan la savia, causando deformación de las hojas, enrollamiento y también pueden producir melaza.
  • Mosca Blanca: Pequeñas moscas de color blanco que levantan el vuelo al tocar la planta. Sus larvas, que se encuentran en el envés de las hojas, son las que causan el daño al succionar la savia. También producen melaza.
  • Trips: Son insectos muy pequeños y alargados, difíciles de detectar. Causan daños característicos como manchas plateadas o bronceadas en las hojas, deformaciones en los brotes jóvenes y la presencia de pequeños puntos negros (sus excrementos). Pueden ser una plaga persistente.
  • Mosquitos del sustrato (Fungus gnats): Pequeños mosquitos oscuros que revolotean alrededor de la maceta. Sus larvas viven en el sustrato húmedo y se alimentan de materia orgánica y, a veces, de las raíces finas, especialmente en plántulas. Su presencia suele indicar un exceso de humedad en el sustrato.
    Otras plagas como gorgojos, escarabajos de las hojas u orugas son menos comunes en Ficus lyrata cultivados estrictamente en interior.

Las enfermedades más comunes:

  • Pudrición de Raíces: Es el problema más grave y a menudo letal para el Ficus lyrata. Es causada casi invariablemente por un exceso de riego, un sustrato que no drena adecuadamente o una maceta sin agujeros de drenaje. Los síntomas incluyen hojas que amarillean y caen (empezando por las inferiores), hojas que se vuelven marrones y blandas, marchitamiento general de la planta a pesar de que el sustrato esté húmedo, y a veces un olor desagradable proveniente del sustrato.
  • Manchas Foliares (Hongos o Bacterias): Se manifiestan como manchas de color marrón o negro en las hojas, que a veces pueden tener un halo amarillento a su alrededor. Suelen estar favorecidas por una humedad ambiental excesiva y persistente sobre la superficie de las hojas, una mala ventilación, salpicaduras de agua contaminada al regar, o heridas en las hojas que sirven como puerta de entrada a los patógenos.
  • Edema: No es una enfermedad infecciosa, sino un trastorno fisiológico. Se presenta como pequeñas ampollas, protuberancias o manchas acuosas de color rojizo o marrón, especialmente en el envés de las hojas más jóvenes. Ocurre cuando las raíces absorben agua más rápidamente de lo que las hojas pueden transpirarla, a menudo debido a un riego irregular (períodos de sequía seguidos de riego abundante) o alta humedad del sustrato combinada con baja transpiración.

Unas condiciones de cultivo óptimas, una inspección regular, la limpieza de hojas, una buena ventilación, cuarentena para plantas nuevas y evitar el exceso de humedad constante, son la mejor estrategia para mantener al Ficus lyrata libre de problemas.

Pero si a pesar de las medidas preventivas aparece algún problema, existen diversas opciones de tratamiento con fungicidas, acaricidas o insecticidas que encontrarás en nuestro centro, en el caso de que de forma manual no pueda solucionarse.

Aunque pueda parecer intimidante al principio, su cuidado se reduce a comprender y satisfacer sus necesidades fundamentales.

El Ficus lyrata es, sin duda, una planta que puede aportar una belleza y elegancia incomparables a cualquier hogar.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *

Uso de cookies

Este sitio web utiliza cookies para que usted tenga la mejor experiencia de usuario. Si continúa navegando está dando su consentimiento para la aceptación de las mencionadas cookies y la aceptación de nuestra política de cookies, pinche el enlace para mayor información.

ACEPTAR
Aviso de cookies