Plantas adaptadas a la sequía.

En nuestro centro encontrarás una gran sección dedicada a las plantas suculentas y los cactus, que son populares en jardinería por su atractiva estética, alta resistencia y bajo mantenimiento. Son plantas muy utilizadas en jardines de rocalla, como plantas de interior y en xerojardinería o paisajismo xerófilo.

Disponemos de una amplia gama de tamaños, y variedades que van desde pequeño diámetro a grandes ejemplares. Puedes comenzar con estos cactus y suculentas una bonita colección ya que además de su tamaño están las formas, los colores y las texturas. A la hora de su floración, aunque esta es breve sus grandes y brillantes flores proporcionan un estallido de color espectacular a tu paisaje.

Existen alrededor de 10.000 especies suculentas, muchas en peligro de extinción, amenazadas y otras en reservas geográficas.

Las plantas suculentas no son cactus, como mucha gente piensa, así que vamos a conocer en primer lugar lo que son las plantas suculentas y lo que son los cactus.

Las plantas suculentas.

Este tipo de plantas, por su adaptación a la sequía se las conoce como los camellos del reino vegetal. Suculentas es su término botánico, derivado del latín suculentus, ‘muy jugoso’. También son conocidas como plantas crasas.

Identificar con precisión las especies y catalogarlas requiere de estudio y tiempo. Hay catalogadas más de 8.000 especies diferentes de plantas suculentas entre las que encontramos: Ágaves, Aloes, Carpobrotus, Cheiridopsis, Crássulas, Delospermas, Euphorbias, Lithops, Mesems,…

Para vivir en entornos áridos durante largos periodos deben procurarse de reservas de agua, por lo que han modificado algún órgano o parte de la planta para este fin, ya que deben almacenar mayor cantidad de agua que el resto de las plantas.

En las plantas suculentas encontramos diferentes familias botánicas como:

• Agaváceas. Incluyen el género Agave, que presenta hojas gruesas y carnosas que almacenan agua. El famoso Aloe Vera, tiene usos medicinales conocidos desde la antigüedad.
• Aizoaceas. Como las plantas del género Lithops, tienen hojas que mimetizan las piedras del entorno para evitar que los animales herbívoros las coman (herbivoría) y conservar humedad.
• Asclepidéaceas. Como las del género Stapelia, presentan tallos suculentos y flores llamativas para atraer a polinizadores.
• Cactáceas. Es la familia más conocida como cactus y más numerosa, de la que hablamos en más profundidad más adelante.
• Crasuláceas. Incluyen los populares Echeveria y Sedum, emplean un mecanismo especial llamado metabolismo ácido de las crasuláceas (CAM, por sus siglas en inglés) para reducir la transpiración. En el metabolismo CAM, las plantas abren sus estomas (los poros en las hojas) por la noche en lugar de durante el día. Esto les permite tomar dióxido de carbono (CO2) sin perder tanta agua, ya que la transpiración es menor en las horas más frescas y húmedas de la noche. Durante el día, los estomas permanecen cerrados, y el CO2 almacenado se utiliza para la fotosíntesis, lo que minimiza la pérdida de agua en las horas más calurosas.
• Euforbiáceas. Tienen estructuras suculentas y, a menudo, espinas que las protegen y ayudan a retener agua.

Los cactus.

La familia de las Cactáceas, es de las suculentas más conocidas, comprendiendo unas 2.500 especies, con más de 150 géneros conocidos. Así que si vamos sumando variedades e híbridos podríamos estar hablando de todo un mundo: de más de 10.000 formas diferentes de cactáceas.

Esta familia es el mejor ejemplo de suculentas sin hojas. Principalmente son nativos de América. El rasgo exclusivo que diferencia a las cactáceas de otras suculentas son sus areolas, pequeñas estructuras redondeadas que dan lugar a espinas, flores y ramas.

En numerosos estudios se menciona que las espinas de los cactus son hojas modificadas que han evolucionado para adaptarse a las difíciles condiciones de su entorno y para protegerse de los animales sedientos. Estas espinas no solo actúan como una defensa física, sino que también desempeñan un papel crucial en la creación de un microclima alrededor de la planta.

Este microclima facilita la condensación del rocío en las frescas horas de la mañana. Las gotas de agua que se forman sobre las espinas fluyen lentamente hacia el tallo y, finalmente, se desplazan hasta el suelo, donde son absorbidas eficientemente por las raíces. Este ingenioso mecanismo permite a los cactus aprovechar al máximo la escasa humedad disponible en sus áridos hábitats, mejorando su capacidad de supervivencia y crecimiento. Además, las espinas ayudan a reducir la pérdida de agua al romper el flujo del viento y disminuir la radiación solar directa sobre el tallo, contribuyendo aún más a la conservación de su preciado recurso hídrico.

Cactus injertados.

Seguramente habrás visto cactus injertados, una curiosidad exótica ornamental.

Debemos saber que en el caso de los cactus de colores (rojo, rosa, anaranjado o amarillo), estos suelen carecer de clorofila por lo que son incapaces de sobrevivir por sí mismos. Por eso se les injerta sobre un pie para garantizarles el suministro de alimento y por lo tanto la vida.

Estos cactus siempre están compuestos por variedades compatibles entre sí, por lo que deben ser del mismo género botánico o de especies muy cercanas.

Las suculentas y los cactus representan una adaptación impresionante a condiciones extremas, ofreciendo una variedad ecológica, estética y económica. Su estudio y conservación son cruciales para mantener la biodiversidad y aprovechar sus beneficios en diversos campos.

La fascinación y el aprecio por estas plantas continúan creciendo, reflejando su importancia tanto en la naturaleza como en la cultura humana.